PRIMEROS TRES AÑOS
Primera etapa
El
juego es la respuesta a la pregunta ¿cómo llegan a ocurrir las cosas nuevas?
— Jean
Piaget.
CONFIANZA
VS DESCONFIANZA
Según Erikson, primera etapa del desarrollo psicosocial, en la cual los
infantes desarrollan un sentido de confiabilidad de personas y objetos.
La
primera de las ocho etapas de desarrollo psicosocial propuestas por Erikson es la de confianza
básica frente a desconfianza básica. Esta etapa comienza en la infancia y
continúa más o menos hasta los 18 meses. En este periodo, los bebés desarrollan
un sentido que les permite detectar el nivel de confiabilidad de las
personas y los objetos de su mundo.
Necesitan desarrollar un equilibrio entre la confianza (que les permite formar relaciones íntimas) y
la desconfianza (que los habilita para protegerse). Si predomina la confianza,
como debería ser, los niños desarrollan la virtud de la esperanza: la creencia
de que pueden satisfacer sus necesidades y cumplir sus deseos (Erikson, 1982).
Si predomina la desconfianza, los niños verán al mundo como un lugar poco
amistoso e impredecible y les resultará difícil establecer relaciones. El
elemento crucial para el desarrollo de la confianza es un cuidador delicado, sensible, y
constante. Erikson consideraba que el momento de la alimentación era el
escenario para establecer la mezcla correcta de confianza y desconfianza. ¿Puede
el bebé contar con que será alimentado cuando tenga hambre y por ende puede
confiar en la madre como representante del mundo? La confianza permite al bebé
dejar que la madre salga de su vista “porque se ha convertido tanto en una
certeza interna como en un pronóstico externo” (Erikson, 1950).
AUTONOMÍA VS VERGÜENZA Y DUDA
Segunda etapa en el desarrollo psicosocial propuesto por Erikson, en la que los niños
logran un equilibrio entre la autodeterminación
y el control de otros.
Erikson
(1950) identificó el periodo entre los 18 meses y los tres años como la segunda etapa del
desarrollo de la personalidad, autonomía frente a vergüenza y duda, la cual se
caracteriza por un cambio del control externo
al autocontrol . Una vez que salieron de la infancia con un sentido de
confianza
básica en
el mundo y una incipiente conciencia de sí mismos, los niños empiezan a sustituir el juicio de sus cuidadores por el suyo propio.
La virtud que emerge en esta etapa es la voluntad. El entrenamiento en el
control de esfínteres es un paso
importante hacia la autonomía y el autocontrol. También el lenguaje; a medida
que los niños son más capaces de dar a conocer sus deseos, se vuelven más
poderosos. En opinión de Erikson, puesto que la libertad ilimitada no es segura
ni saludable, la vergüenza y la duda son necesarias. Los niños pequeños
necesitan que los adultos establezcan límites apropiados y la vergüenza y la
duda los ayudan a reconocer la necesidad de esos límites.
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