NIÑEZ TEMPRANA
Tercera etapa
El periodo entre los tres y los
seis años es fundamental en el desarrollo psicosocial de los niños. En este
capítulo analizaremos la comprensión que tienen los niños preescolares de sí
mismos y de sus sentimientos. Veremos cómo surge su sentido de identidad
masculina o femenina y cómo repercute en su conducta. Describiremos la
actividad a la que se suelen dedicar los niños la mayor parte de su tiempo en
los países industrializados: el juego. Estudiaremos la influencia, para bien o
para mal, de lo que hacen los padres. Por último, analizaremos las relaciones
con los hermanos y otros niños.
El
juego da a los niños la oportunidad de practicar lo que están aprendiendo…
Tienen que jugar con lo que saben que es verdad para descubrir más, y luego
pueden usar lo que aprenden en nuevas formas de juego.
—Fred
Rogers (1983).
INICIATIVA VS CULPA
Tercera etapa del desarrollo
psicosocial propuesto por Erikson, en la cual los niños equilibran el impulso
por perseguir metas con las reservas acerca de hacerlo.
La necesidad de lidiar con sentimientos contradictorios
acerca del yo está en el centro de la tercera etapa del desarrollo de la
personalidad identificada por Erikson (1950): iniciativa frente a culpa. El conflicto
surge del deseo cada vez mayor de planear y realizar actividades y de los
crecientes remordimientos de conciencia ante ese deseo. Los niños de edad
preescolar pueden —y quieren—, hacer cada vez más cosas. Al mismo tiempo están
aprendiendo que algunas de esas cosas obtienen aprobación social pero otras no.
¿Cómo concilian su deseo de hacer con su deseo de aprobación? Este conflicto
marca una división entre dos partes de la personalidad: aquella en la que se
sigue siendo un niño, llena de exuberancia y de deseo de intentar cosas nuevas
y probar diferentes competencias, y la parte que se está convirtiendo en
adulto, que examina de manera constante lo adecuado de los motivos y acciones.
Los niños que aprenden cómo regular esas pulsiones contrarias desarrollan la
virtud del propósito, el valor de prever y perseguir metas sin inhibirse
demasiado por la culpa o el temor al castigo (Erikson, 1982).
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